- Prevención del sobrecalentamiento: El coolant regula la temperatura del motor. Si no se cambia regularmente, puede perder su capacidad para absorber y transferir calor, lo que aumenta el riesgo de sobrecalentamiento.
- Protección contra la corrosión: Con el tiempo, el coolant puede degradarse y perder sus propiedades anticorrosivas. Esto puede provocar la corrosión de componentes del sistema de refrigeración, como el radiador y las mangueras.
- Eficiencia del motor: Un coolant en mal estado puede afectar la eficiencia del motor, ya que un motor sobrecalentado no funcionará de manera óptima, lo que puede reducir el rendimiento y aumentar el consumo de combustible.
- Prevención de congelamiento: En climas fríos, el coolant también evita que el líquido se congele. Un coolant viejo puede no ofrecer la protección adecuada contra temperaturas extremas.
- Evita obstrucciones: Con el tiempo, el coolant puede acumular sedimentos y partículas que pueden obstruir el sistema de refrigeración. Un cambio regular ayuda a mantener el sistema limpio y funcional.
- Extensión de la vida útil del motor: Mantener el sistema de refrigeración en buen estado contribuye a la longevidad del motor, ya que evita daños graves que pueden resultar de un mal funcionamiento del sistema de refrigeración.
- Recomendaciones del fabricante: Seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto a la frecuencia de cambio de coolant es crucial para mantener la garantía y el buen funcionamiento del vehículo.
Realizar cambios regulares de coolant no solo garantiza el rendimiento óptimo del motor, sino que también previene costosas reparaciones a largo plazo.
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